El doctor Juan Casado nos sorprendía hace pocos días con un artículo en el periódico "El Mundo" sobre los problemas de la lactancia materna (al que podéis acceder a través de este mismo blog), con polémicas e inverosímiles declaraciones que no vale la pena reproducir.
En este caso no se retracta de las mismas, pero se acerca un poco más a la realidad.
Éste el artículo que aparecía el 21 de febrero en el blog de "El mundo":
"Mitos sobre la lactancia materna
Mi anterior escrito en el blog titulado 'Problemas comunes para amamantar' fue seguido con interés, despertando opiniones de todo tipo, a favor del contenido del blog y en contra. Por ello, hoy escribo más sobre lactancia materna.
Existen múltiples mitos sobre cómo producir mejor o más cantidad de leche, creencias que circulan y se transmiten incluso de generación en generación, de madres a hijas. Algunas de estas creencias unas veces son contraproducentes, otras simplemente erróneas. Los mitos mas frecuentes son:
Las mujeres con poco pecho producen poca leche. El tamaño de los pechos depende más de la grasa de éstos que de los conductos encargados de fabricar la leche. Por ello, una mujer con poco pecho puede amamantar con las mismas garantías que otra con pechos voluminosos.
Algunos alimentos alteran el sabor de la leche. Aunque, efectivamente los espárragos, ajos, alcachofas y cebollas cambian el sabor de la leche, esto no es apreciado por el bebé y no provoca el rechazo del pecho. Algún estudio ha encontrado todo lo contrario que el ajo mejora la apetencia del niño por la leche de su madre.
Algunos alimentos producen cólicos o gases. Ningún alimento que tome la madre provoca gas en la leche ni en el niño. En consecuencia, las madres pueden tomar todas las verduras, legumbres, frutas y bebidas gaseosas que deseen, porque ninguna produce cólicos en su hijo.
Algunos alimentos aumentan la producción de leche. La producción de leche se mantiene independientemente de la cantidad y calidad de los alimentos que consuma su madre. No existe ningún alimento que aumente la producción de leche, ni tomar más leche o productos lácteos, porque la leche materna nada tiene que ver con la que ésta ingiere. Ningún otro mamífero bebe leche mientras amamanta a sus hijos.
Tampoco es cierto que las madres necesiten comer alimentos enriquecidos en calcio o comer por dos, porque utilizan las reservas almacenadas durante el embarazo y, en consecuencia, pierden peso durante el tiempo que amamantan. Las madres deben comer variado, equilibrado y para uno, no para dos, si hacen esto ganarán peso. Las almendras, frutos secos, sardinas o infusiones no aumentan la producción de leche. Sin embargo, la cerveza con o sin alcohol, estimula la hormona de la que depende la producción de leche, llamada prolactina. Por tanto, si eres madre y amamantas, puedes tomar cerveza pero sin alcohol.
Durante la lactancia no se puede practicar ejercicio físico. El ejercicio físico moderado es siempre saludable, incluso durante el embarazo y la lactancia. Debe practicarse mejor después de finalizar la toma, no antes, porque en estos casos algunos niños rechazan la leche.
Con diarrea se suspende el pecho. Ni la diarrea de la madre, ni la del niño aconsejan suspender la lactancia materna; al contrario, el pecho es muy bueno para la diarrea del bebé.
La lactancia no aconseja mantener relaciones sexuales. Después del parto y durante la lactancia, la madre puede sufrir cambios psíquicos y emocionales, debido por una parte a los intensos cambios hormonales que tiene durante este periodo, también a las potentes emociones que necesita entender y aceptar. Dar el pecho ni dificulta ni impide mantener relaciones sexuales completas; sin embargo, éstas deben reiniciarse cuando la madre, no su pareja, lo desee, porque con frecuencia la mujer está dolorida, cansada o tan emocionada que necesita otro tipo de relaciones más afectivas, mas cariñosa, cercanas o íntimas, sin penetración.
Es normal que después del parto, sobre todo si existió episiotomía y puntos o cesárea, exista dolor que aconseje retrasar el coito hasta el momento que la madre se sienta preparada, este momento es individual y no debe acelerarse.
En definitiva, la lactancia materna es altamente recomendable porque produce grandes beneficios, tanto para los niños como para sus madres. Estar bien informada es imprescindible para decidir, basándose en el conocimiento, no en los mitos, qué beneficios y qué perjuicios puede suponer la lactancia materna."
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